Los Mamuts, los ogros, los extraterrestres y mi hermana pequeña

Fuente:lamanoqueescribeconpluma.blogspot.com.es
Filosofía preescolar y existencialismo sin edad
Un
lujo reservado exclusivamente a los padres, a las personas de ambos
sexos que tienen hijos a los que educar es desde luego, la lectura de
cuentos a sus criaturas. Sentarte ante tu retoño y pasar páginas para ir
explicándole lo que él no puede leer solito, debe de ser un placer.
Dicen
que la infancia marca para siempre el carácter de las personas. Cierto
es que a mi me leían cuentos o, más concretamente: me los "planteaban"
para que yo, a través de las ilustraciones (y provista de un buen
rotulador violeta al que agarrar con ambas manos) los "interpretara"
según mi estado de ánimo.
No
quiero confundir a nadie, no digo con esto que haya recibido una
educación hippie-progre de esa que alienta a las criaturas sin uso de
razón a razonar como adultos, no. Es que mi madre me repetía siempre los
mismos cuentos y yo los pintarrajeaba en mis momentos de soledad
(porque a la bruja mala que se marchaba del palacio toda llena de soberbia,
había que borrarla de algún modo...). Las comidas no eran comidas sin
estar ella sentada en un taburete con el plato de puré y yo delante, con
el libro en MI regazo y girado en MI sentido para ver
bien los dibujos e ir tragando las cucharadas. Así es como ayudé a mi
madre a desarrollar capacidades extremas de lectura invertida que a día
de hoy, digo yo que le servirán para echar un ojo por encima del hombro a
los periódicos o los libros que otros paisanos estén disfrutando
sentados en el bus o donde sea, que de todo se saca provecho.
Sin embargo, ocurre a veces que de un cuento para niños no sólo aprenden ellos, sino también los que les leen. Los mamuts, los ogros... es un curioso y extraño ejemplar de esta especie. Como sucede con la mayoría de textos a partir de 4 años, hay más ilustración que texto, pero el texto que hay, a diferencia de lo que ocurre en estos casos, va dirigido en la misma medida al que cuenta y a aquél al que le están contando.
Un niño mamut pregunta a su padre mamut si ellos existen, atendiendo al razonamiento de que son especies extinguidas. El cuento es la respuesta que el pequeño recibe, durante un largo paseo con su mentor:
"-Bueno, aquí estamos- comienza papá-. No estamos en la calle de verdad ni en el mundo de verdad. Estamos en un libro. Eso significa que hay un señor que escribe esta historia y una señora que hace los dibujos...".
Un
cuento excepcional para dejarse sorprender y profundizar un poquito en
lo que significan la existencia, la creación, la realidad y la
imaginación en todos sus niveles y para todos los públicos.
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