¿Qué es y para que sirve una
Enciclopedia?
Las enciclopedias tradicionales vienen en tomos de uno o más volúmenes. Sirven para
buscar información y para leer o consultar sobre un tema en concreto y casi siempre de
forma alfabética o temática.

Una de las primeras obras enciclopédicas que han sobrevivido a los tiempos modernos es
la Naturalis Historia de Plinio el Viejo,
escritor romano del siglo I d.C. Él compiló una
obra de 37 capítulos
que abarcan la historia natural del arte y la arquitectura, la
medicina, la geografía, la geología y todos los aspectos del mundo que le rodea.
Grandes ejemplos los tenemos en libros como La Gran Enciclopedia de Los Seres
Magicos de Joel Levy, Enciclopedia de las Criaturas Mágicas de Julia Bruce, han sido
toda una inspiración.

Mención especial al Codex seraphinianus de Luigi Serafini, una rara edición.
Fuente:vivalasopa.blogspot.com.es
El libro fue editado en 1981, gracias a un curioso personaje: Franco María Ricci, erudito y
aristócrata italiano, considerado uno de los mejores editores del mundo de obras de arte y
bibliofilia.

Entre 1976 y 1978, el arquitecto italiano Luigi Serafini creo el famoso “Codex
Seraphiniaunus”, un extraño y perturbador libro ilustrado de más de 400 páginas, con
apariencia de libro medieval de carácter científico, pero que, realmente, se trata todo de
una invención maravillosa y onírica acerca de un mundo fictición.
Con claras influencias del surrealismo de Dalí o de la fantasía simbólica de El Bosco,
Serafini crea una especie de enciclopedia en la que trata un sinfín de temas, que van
desde la botánica y la zoología hasta los deportes y el folklore de ese mundo
imaginado.
Y todo escrito en ese extraño idioma inventado, que durante años ha sido objeto de
estudio de algunos criptógrafos y lingüistas, sin que nadie, hasta ahora, haya podido
encontrar algún tipo de código.
"Hay
gente que no me cree, gente que dice que he sido raptado por unos
marcianos y otros que se arrancarían el pelo por encontrar una secuencia
matemática en esa lengua”, dice Serafini con serenidad. “Pero no hay
nada de todo eso. Yo soy firmemente laico y, sin embargo, creo en el
arte. Si nos detenemos a mirar una pintura de Velázquez, vemos decenas
de enigmas, misterios incluso indescifrables. Lo mismo ocurre con esa
escritura que, de repente, me inventé. Se trata de una visión, de un
lenguaje soñado. El misterio, para mí, consiste sencillamente en el acto
artístico.
El búlgaro Iván A. Derzhanski, catedrático de la Universidad de Plovdiv,
asegura, por ejemplo, haber encontrado la clave para interpretar el
sistema numérico que marca las páginas del Codex, que se desarrollaría a
partir de la cifra 21.
Y
es que en realidad", recuerda Serafini, "el sistema numérico es lo
único que sí se podría interpretar. Lo desarrollé conscientemente en
función de no sé qué variable. Para mí tenía un sentido, pero después me
olvidé de todo".

La obra de ese escribano contemporáneo fue puesta a la venta por 160.000 liras, que
entonces correspondían en Italia a la mitad del salario de un funcionario, y en pocos meses
desapareció de las librerías. Los compradores de ese tratado fantástico eran tanto
estadounidenses como europeos, asiáticos o latinoamericanos. Porque el libro carecía de
texto escrito en un lenguaje convencional, y por esta razón cualquiera
podía comprenderlo....
Decenas de expertos en lingüística han intentado, sin éxito, descifrar ese lenguaje.
Algunos estudiosos lo vinculan al relato Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, esa intricada
representación del cosmos escrita por Borges en 1941, y lo comparan incluso con el
llamado manuscrito Voynich, un misterioso libro ilustrado escrito hace unos 500 años por
un autor anónimo en un alfabeto irreconocible.

manuscrito Voynich
Algunos han creído ver en esa lengua serafiniana incluso un mensaje alienígena, y han
convertido el Codex en una especie de biblia de la criptografía. En Internet hay decenas de
páginas web y blogs de apasionados que intentan descubrir el significado oculto del
Codex, como si nos encontráramos en un cuento fantástico. Pero la realidad es más
sencilla y, a pesar de todo, resulta más misteriosa que la ciencia-ficción.

El cineasta estadounidense Tim Burton posee varias copias, así como el músico Danny
Elfman. Acerca de él han escrito el semiólogo Roland Barthes y Federico Fellini.
Centenares de bibliófilos y coleccionistas hoy llegan a pagar 19.000 dólares en ebay por
algunas impresiones limitadas (como la de la editorial estadounidense Abbeville) o por la
primera edición de Franco Maria Ricci, quien hace dos años se retiró para construir un
enorme y majestuoso laberinto en la campiña de Parma.

Serafini jamás quiso explicar nada sobre esta curiosísima obra. Aunque en su testamento
dice que será explicado cuando fallezca…. .
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