Todos mis amigos estan muertos

¿HAS REÍDO Y LLORADO AL MISMO TIEMPO ALGUNA VEZ?
Todos mis amigos están muertos conseguirá que lo hagas porque es el libro de humor
más triste y el libro triste más gracioso que hayas leído jamás.
En él payasos, cintas de casete, dinosaurios, zombies, muñecos de nieve y plantas de
interior, entre otros, comparten sus reflexiones exitenciales más divertidas al enfrentarse a
lo inevitable.
Editada por Norma Editorial a finales del año pasado, pasó (injustamente) desapercibida
entre las novedades de las librerías; y es que el volumen en cuestión no llega al centenar
de páginas y cuenta con unas dimensiones muy reducidas: 11,5 x 15 cm.
Así, Todos mis amigos están muertos parece plantearse como un híbrido entre la
narración clásica de una historieta al uso con la construcción de una antología de
humor gráfico.
Pero no piense el lector que es necesario desarrollar todas estas elucubraciones
intelectuales para disfrutar del libro de John y Monsen: de hecho, estas reflexiones
surgen a posteriori, pues mientras se disfruta (y mucho) de su lectura, por más que
esta sea breve, no se puede sino gozar con el humor negro e inteligente que manifiestan
sus autores, en un relato repleto de sorpresas (atención a cómo concluyen las historias de,
empezando del final hacia adelante, el dinosaurio, el árbol y la mesita de centro, y el
anciano, esta última particularmente brillante)... y tan divertido como, en el fondo, amargo.
Todos mis amigos están muertos conseguirá que lo hagas porque es el libro de humor
más triste y el libro triste más gracioso que hayas leído jamás.
En él payasos, cintas de casete, dinosaurios, zombies, muñecos de nieve y plantas de
interior, entre otros, comparten sus reflexiones exitenciales más divertidas al enfrentarse a
lo inevitable.
Editada por Norma Editorial a finales del año pasado, pasó (injustamente) desapercibida
entre las novedades de las librerías; y es que el volumen en cuestión no llega al centenar
de páginas y cuenta con unas dimensiones muy reducidas: 11,5 x 15 cm.
Así, Todos mis amigos están muertos parece plantearse como un híbrido entre la
narración clásica de una historieta al uso con la construcción de una antología de
humor gráfico.
John y Monsen
Pero no piense el lector que es necesario desarrollar todas estas elucubraciones
intelectuales para disfrutar del libro de John y Monsen: de hecho, estas reflexiones
surgen a posteriori, pues mientras se disfruta (y mucho) de su lectura, por más que
esta sea breve, no se puede sino gozar con el humor negro e inteligente que manifiestan
sus autores, en un relato repleto de sorpresas (atención a cómo concluyen las historias de,
empezando del final hacia adelante, el dinosaurio, el árbol y la mesita de centro, y el
anciano, esta última particularmente brillante)... y tan divertido como, en el fondo, amargo.
Fuente: abandonadtodaesperanza.blogspot.com.es
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